martes, 17 de enero de 2012

EL MORRÓN DEL MEDIODÍA (2.756 M) Y UNA DESGRACIADA VACA CAZADA EN LA RAGUA (17/DICIEMBRE/2011)

Previo a las fiestas navideñas, duras en el noble arte del yantar y beber, decidimos acercarnos a la siempre elegante Norte del Morrón del Mediodía (2.756 m), un buen lugar donde quemar unas cuantas calorías y así hacer hueco para lo que está por venir... Sin embargo, mientras tomamos un cafetito en La Calahorra, ya amaneciendo, descubrimos un día cubierto y ventoso, vamos, de esos que injustamente se califican como “de perros”, que nos hace cambiar de planes. Rápidamente nos decidimos por la ruta más sencilla al Morrón: Desde la Ragua.
Superando las rampas de El Hornillo con un mar de nubes a nuestras espaldas
Camino del Puerto de la Ragua atravesamos un espeso manto nuboso, pero en las alturas el día luce despejado y fresco. Poca nieve cubre las cumbres, testimoniando que el otoño y comienzo del invierno han sido demasiado secos. Sin demoras acabamos de equiparnos y salimos en dirección de nuestra meta. A pesar de la escasez de nieve, las primeras rampas de El Hornillo las encontramos heladas, pero siguiendo la máxima alpinística “antes muerta que sencilla”, desechamos colocarnos los crampones. Así, practicando el canteo fino, saltando de piorno a piorno y, porque no decirlo, con algún que otro resbalón, vamos ganando altura sobre la vertiente norte de El Hornillo. A nuestra espalda, cubriendo los llanos del Zenete, un mar de nubes impresionante deja solamente asomarse a los más altos calares de la vecina Sierra de Baza. Una vez en la cumbre de El Hornillo (2.377 m.), solamente nos queda seguir la cuerda cumbrera en dirección sudoeste-oeste. Un corto descenso y en el collado previo al Morrón Sanjuanero optamos por colocarnos los crampones y sacar algo más de abrigo de la mochila, que el viento empieza a azotar con rabia.

Abrigandonos en el collado
Unas prácticas de autodetención, en las que no podemos detenernos demasiado tiempo a riesgo de quedarnos “pajaritos”, y, sin prisa, pero sin pausa, tiramos para arriba. Encontramos una nieve excelente para el “cramponeo”, aunque el azote del viento, con el molesto golpeteo del polvo helado sobre nuestros caretos, no nos permite disfrutar todo lo que quisiéramos de la ascensión. Alcanzado el Morrón Sanjuanero (2.609 m.), hacemos una breve parada para la foto de rigor y continuamos la cuerda, primero en corta bajada, para finalmente afrontar las rampas finales del Morrón del Mediodía.
Cumbre del Morrón Sanjuanero con el mar reluciendo al fondo
Los "artistas" en la cumbre del Morrón Sanjuanero. Al fondo, el Morrón del Mediodía, nuestro destino
Reanudando el camino
La cuerda al Morrón del Mediodía. Viento, mucho viento...
Durante este último tramo el viento empieza a ser un auténtico vendaval. Mientras trato de protegerme lo mejor posible, sonrío para mis adentros recordando esas “condiciones himaláyicas” del amigo Miguelón y con las que solemos bromear cuando los “meteoros” se ponen chistosos. La cumbre nos obsequia con unas espléndidas panorámicas de los “gigantes” de la sierra cubiertos de blanco, aunque el fortísimo viento apenas nos da opción a unas fotos y a salir “najaos” como a quien lleva el diablo.
Vendaval en las últimas rampas al Morrón del Mediodía
Cumbre y rápida foto por el viento hurracanado...
Retirada azotados por el viento
Tranquilamente vamos desandando el camino, salvo que decidimos saltarnos la cumbre del Morrón Sanjuanero, que rodeamos por su vertiente norte. Así, además de quitarnos unos metros de desnivel positivo, practicamos un poco de travesía a media ladera. Jirones de nubes van entrando por nuestra espalda y acaban por envolvernos durante la última parte del descenso. Las rampas finales hacia La Ragua las hacemos con los crampones puestos, ya que el hielo se mantiene aún firme.
Mientras nos quitamos los “pinchos” vemos a varias familias pasar camino de las pendientes heladas y, con ánimo preventivo, les avisamos del peligro de patinazo. Nuestra sorpresa es mayúscula cuando ellos nos responden que tengamos también nosotros cuidado “con la vaca que anda corneando perros de una montería en el parking del refugio”. ¿Cómo?¿Una vaca en estampida entre familias paseando? El caso es que desde hace un rato venimos escuchando el sonido de tiros demasiado cercanos, pero no les hemos hecho mucho caso dada la abundancia de cazadores en esta época del año. Cuando llegamos al coche encontramos un panorama dantesco. Un perro ensangrentado se nos acerca pidiendo auxilio y cuando abro el coche, casi se cuela dentro. Lo socorremos como podemos, con un poco de pan y agua, pero nuestra indignación crece a medida que vemos la total indiferencia con la que actúan los responsables de esta batida que casi finaliza en tragedia cuando las rehalas de perros se abalanzaron contra una pobre vaca. Tras una fuerte discusión con uno de ellos que anda en un vehículo con el “logo” de la Consejería de Medio Ambiente, conseguimos que se hagan cargo de los pobres animales. Salimos echando leches de La Ragua. La pobre vaca, tiroteada, yace sin vida a un lado de la carretera. Esta vez los cazadores nos han jodido el final de un buen día de monte.

La ruta seguida
Grupo de avezados montañistas: José Omar “El Niño”, Sergio “Full-Contact” y José Salazar

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